La estrategia Mientras Volvemos a Casa del INDER Medellín, trabaja por garantizar el derecho a la recreación y el deporte de la población en situación de calle, carcelaria, víctimas y en situación de desplazamiento.

Cinco fundaciones que prestan sus servicios a la población en situación de calle y además reciben oferta institucional, fueron inscritas en el Mundialito por la Inclusión, un torneo de fútbol en el que cada una de ellas buscará quedarse con el triunfo.

Edison Armando Quiñones de 33 años, integrante de la Fundación Centro Día, es participante del Mundialito. Para Edison, asistir a las actividades que el INDER propone es una alternativa para mejorar su estado de ánimo y contribuir con su proceso de recuperación y rehabilitación.

“Desde que ingresé a la fundación, hace aproximadamente un año, recibo cada semana clases dirigidas por los profesores del INDER, jugamos fútbol, basquetbol, béisbol… hacer ejercicio me hace sentir con más energía y con más salud” dice Edison.

El deporte como pilar de transformación social.

Edison, nacido en el Valle del Cauca y quien hoy se proyecta como emprendedor, no tuvo una infancia común, a los 7 años perdió a su mamá y a los 10, fue reclutado en su vereda por las disidencias del conflicto armado. Vivió –forzosamente- su adolescencia entre el monte, las armas y la guerra. Fue ahí cuando, en un combate, pisó una mina antipersona y lamentablemente, con solo 16 años, perdió la mitad de su pierna izquierda.

Tras varias cirugías y un complejo proceso de recuperación, llegó al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y trasladado a Medellín; la ciudad en la que ha vivido durante los últimos años.

A los 19, Edison entró al mundo de las drogas y la adicción lo llevó a vivir en las calles del centro de Medellín durante 11 años. “Fue una época muy difícil, pasé muchas necesidades, días sin comer y frío una noche tras otra…” recuerda con dolor.

Luego de vivir en condiciones precarias, con muchas recaídas y en su intento por rehabilitarse, Edison ingresó a la Fundación Centro Día, en la cual encontró una nueva manera de contribuir a su proceso de recuperación: la recreación y la actividad física.

“El deporte me ha cambiado la vida, me ayudó a salir de situaciones que estaban acabando conmigo… cuando estoy en las clases del INDER, encuentro que puedo ser una nueva persona” afirma Edison. Y es que, tal como lo expresan sus guías de la Fundación, la transformación que ha tenido durante este último año es admirable.

A pesar de su discapacidad, a través de la actividad física guiada, Edison ha podido mejorar su condición de salud y calidad de vida, según él, se siente más fuerte y vital. Ahora, espera seguir avanzando en el proceso de recuperación y se aferra a la idea de que, “con amor propio, fuerza de voluntad y con la ayuda de Dios, todo es posible”.

Ahora, pretende seguir su camino, deseando ser un emprendedor y que su historia sirva de ejemplo para otras personas que, como él, luchan por tener una vida nueva y encontrar su propósito.